lunes, 18 de noviembre de 2013

Otra vez aquí. Últimamente escribo mucho más de lo que me gustaría.
Lo tengo todo, te prometo que no me falta nada ni nadie. Bueno sí, a vosotros, pero salvo a vosotros, no necesito nada más.
Ricardo con sus problemas de su pequeño gran corazón. Empiezo a cansarme, será siempre igual? Le han dicho que, en cuanto tengan claro la dosis de sintron y la de insulina que tiene que tomar, todo será menos difícil. Tu hijo mayor, en su línea. El otro día le dije que empezaría a actuar como si hubiera muerto. Le dije que sólo tengo dos hermanos. Que él hace tiempo murió. Me decía que me quiere y mucho. Pero ya me he cansado de su forma tan extraña de quererme.
Sé perfectamente que me quiere, sólo que el Sr Diógenes y quién sabe si también el Sr Alzheimer, se han encargado de hacer que se le olvide.
Yo, al contrario que él, no me olvido de todo lo que le quiero. Pero jamás volveré a decírselo. No lo merece. No me puedo olvidar que fue él quién me enseñó a leer, me enseñó a amar los libros, y la música, y gran parte de lo que soy, es gracias a él. Pero me he cansado de que hoy sea lo mejor que le pasó a los once años, y mañana desee mi muerte.
Y sé que sí mañana le pasa algo feo o algo malo, correré a abrazarle. Pero si no le pasa nada, que no me llame. Que se olvide que tuvo una hermana. Que me borre definitivamente y para siempre de su memoria.
El pasado día 17 de septiembre, él olvidó mi cumpleaños y le comparé con tu hijo, medio en serio medio en broma (siempre así), que cada vez se parecía más a mi hermano. Él se molestó por la comparación. Le dije que era una broma, pero en realidad pensaba eso. También me he cansado de sus borderías. De que sea él quien decide si se puede o no se puede hacer algo. De que sea él quién decida también si ahora es bueno o no es recomendable seguir o continuar. De que sea él quien decida siempre todo, y me haga creer que ha sido todo lo contrario.
Me encanta cuando dice a amigos ó ex-amigos que está orgulloso de mi amistad. Pero no me lo creo. Cuando yo estoy orgulloso de un amigo, hablo las cosas que no me gustan. Nadie es perfecto, ni siquiera él. Tampoco vuestro Dios.
Odio las mentiras, nunca me gustaron. Y tú no parabas de mentirme siempre. Por eso, me molesta mucho más cuando Lara me miente. No por la mentira, sino por la razón de dicha mentira. Ella dice que lo hace para que no me enfade. Pero por qué no me cuenta la verdad? Ya veré yo si duele a no. Pero odio las mentiras, por eso discutíamos siempre. No entendía que mintieras por mentir. Te prometo que no lo entiendo.
No te digo más. Bueno, no soy capaz de cumplir algunas promesas. Te dije que no volvería a enviarle nada, pero es que creo que esto lo tiene que saber. Cree que me conoce mucho, sólo porque sabe cosas de mi que no sabe la mayoría. Pero no me conoce nada, de mi vida sólo lo sabes todo tú, y él aunque sabe mucho, no conoce más que el 60-70%. Me duele todavía demasiado recordar o contar determinadas cosas. Creo que se irán conmigo a la tumba, igual que se fueron contigo también.
Ya sabes, millones de besos y abrazos al cielo. 😘😘😘😘😘😘.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Hola mami............

No sé por qué te escribo. Bueno, en realidad sí lo sé. No es una época fácil, lo sabes. Te va a parecer extraño, pero agradezco que no estés viva. Vuelven a hablar de los niños robados, y no puedo evitar pensar en ti, y en todo lo que nos robaron. Pero esa mujer que lo único bueno que hizo fue parir a tu marido, no sólo te robó un hijo a ti. Esa mujer nos robó la infancia a Ricardo y a mi, y casi hace que pierda la cabeza toda mi familia, bueno toda nuestra familia.
Cada vez estoy más segura de que Francisco Julian no murió ese día. No te lo vas a creer, pero he pedido una partida de defunción:
Causa de la muerte: OTITIS.
Médico que firma la defunción: el hijo de la gran puta, del Doctor Vela.
Seguro que mi queridísima madrina (la hermana de papá) era amiga de la la HP de la monja que atendió tu parto. Es cierto, Francisco Julian había sido prematuro, nació un mes y medio antes de lo que le correspondía. Es esa la razón por la que, supuestamente, estaba en el hospital. Joder, un niño con siete meses y medio de gestación, y con tres kilos ochocientos gramos de peso (todo culpa de la diabetes)  ahora ni de coña (y antes tampoco claro) se queda en el hospital. Pero tenían que encontrarle otra familia, ahora lo tengo claro. Tuvo la mala suerte de parecerse a papá. Era rubio y con ojos azules, y además la madre de papá, pensaba que eras todavía joven para tener más, y que estabas haciendo a su hijo un desgraciado, y cargándole de hijos. No se puede ser peor persona, la odiaré siempre. Porque a ella sí la odio gordi, a ella sí. Porque por su culpa perdí una madre cuando la necesitaba, perdí a mi hermana desde los seis años hasta los ventitrés, perdí a mi padre algunas veces, y sobre todo perdí mi infancia.
Porque por su culpa yo no he sido pequeña nunca. Porque crecí demasiado rápido, y viví cosas que debería estar prohibido que viviera una niña. Porque su intención era volverte loca y que papá se separara de ti, pero afortunadamente no consiguió su propósito.
Y pensar que le habías puesto Julian, por ella, que la HP se llamaba Juliana. El nombre de Francisco está maldito en esta familia, eso sí que es cierto. Se llamaba Francisco por un hermano tuyo que tenías y que mataron en la guerra, y Julian por ella. El siguiente hijo, también Francisco, y también murió. Pufffffffffffffff qué mierda mami, qué mierda.
Porque a Francisco Julian no le enterraste, pero es como si estuviera muerto. Es tan difícil buscarle, como buscar una aguja en un pajar. Tú ya no estás, papá también está muerto. Sólo quedamos nosotros, Fuencis y yo, al menos, creo que Ricardo también, dispuestas a hacernos las pruebas de ADN y entrar en un banco. Pero es tan difícil. Se tienen que cumplir tantas cosas al mismo tiempo. Esta persona tiene que saber:
Primero que es adoptado.
Segundo que es un niño robado.
Tercero, tiene que querer encontrar a sus padres biológicos.
Cuarto, en el caso de que su cumplan los tres anteriores, se tiene que hacer pruebas de ADN y entrar también en el banco.
Y quinto, si se cumplieran las cuatro, luego se llevaría un gran chasco, y una gran desilusión al saber que sus padres biológicos han muerto los dos.
Igual ha heredado también la diabetes, y el hipertiroidismo (Fuencis, Ricardo y yo lo tenemos, igual que tú lo tenías). Dicen los médicos que todo es fruto del mismo trastorno. A Ricardo le ha dejado de funcionar el páncreas, y ha pasado a ser diabético tipo 1. Fuencis, es diabética tipo 2. De momento sólo toma la pastilla, igual que tú. Y yo todavía no soy diabética, pero tengo todas las papeletas. La última curva, 95 mg más de azúcar en sangre. Seguro que me ganó el carné de diabética en breve.
Igual también tiene problemas con su pequeño gran corazón, como Ricardo, tú y yo. El último ingreso de Ricardo, el día antes de mi reboda (once de octubre). Esta vez iba a ser el testigo, es sustitución de papá. Pero no pudo ser. Otro síncope nada más levantarse, culpa de la medicación que toma para el corazón, y de una anemia gordísima. Pero ya está todo fenomenal de los fenomenales como decía Larota de pequeña. Un día en el hospital, dos bolsitas de sangre y a casa otra vez, y a trabajar el lunes. Porque él no sabe hacer otra cosa que no sea trabajar, trabajar, trabajar. En eso igual que su padre.
Bueno, te tengo que dejar, voy a descansar un poco. Me muero de sueño y de cansancio.

Una última cosa, si ha llegado a leer hasta aquí, quiero que sepa que, tal y como él dijo la última vez que le vió, era la ÚLTIMA VEZ QUE LE VERÍA. Aquí no se confundía. Deseo que le vaya todo muy muy bonito. Pero todo tiene un límite. Yo también tengo sentimientos, aunque a veces parezca que no me afecta nada. Le creí siempre, incluso cuando estaba segura de que me estaba mintiendo. Igual que me pasaba contigo, en eso os parecéis. Pero que me diga que le pregunto qué tal está porque deseo que le diga que está mal o que le diga que está llorando por los rincones fue la gota que colmó el vaso.
Y aquí haré como con Dios. Él por su lado, y yo por el mío. Tengo mucho más cosas por las que agradecerle que por las que odiarle. Así que, seguiré agradecida a él. Y desde este momento, se me olvidan las cosas malas. Pero esta vez, no las perdono. Soy buena, pero no tonta. De pequeña sí era rubia, pero ya no. Y esta también será la última vez que le envié algo como esto. En adelante haré (aunque no lo voy a hacer, sé que él en mi lugar sí lo haría porque lo ha hecho más veces) como si no tuviera su email, ni su teléfono, ni Skype, ni nada.

Millones de besos y abrazos, ya sabes. La mayoría para ti, el resto para Paco y para papá sí??? Te quiero mucho, más, muchísimo.........................